Tengo un trabajo que me gusta bastante, soy mi propio jefe, pero esto no me permite deprimirme ni andar con la cabeza dispersa en cualquier lado ya que si no trabajo, no se produce, la mini-mini-mini pyme no crece y el alquiler hay que pagarlo igual…
Entonces hoy despierto diciendo: se acabó, hoy será un buen día, voy a poner música, a trabajar con pilas así me tomo un rato libre a la tarde!
Salgo de la cama, levanto las persianas y mmm… está nublado, nubladísimo... hace 2ºC... en la radio están pasando “Moon river”… para desayunar hay sólo esos bizcochitos cuadrados agridulces…
Entonces miro mi cama con el acolchado de plumas y decido acostarme un ratito más. Ese acolchado es algo que produce efectos impensados hasta que una lo tiene, debe ser algún químico de las plumas porque ahí adentro uno no puede calcular la temperatura real, ni la hora ni nada, sólo te invita a cerrar los ojos.
A cerrar los ojos y pensar en aquellos momentos que él estaba ahí también y se podía ser feliz un día nublado, con 2ºC y bizcochitos cuadrados agridulces. Escuchar Moon River hubiera sido el broche de oro.
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