Hace algunas semanas decidí salir más seguido con mis amigos así conozco gente nueva porque voy a terminar teniendo menos vida social que una hormiga. Así que no analizo mucho las propuestas y mientras no sea una salida bolichera, que no me va para nada, acepto sin vueltas.
Mis amigas están casadas/de novio y/o con hijos. Salir siempre con ellas se termina transformando en “saquemos a la pobre chica que está deprimida porque tiene veintinueve años, un hijo y no encuentra novio”.
Entonces hoy salgo con mis amigos hombres que aún están solteros. Todo muy lindo, el bar, la música, las anécdotas de secundaria, pero ellos se entretienen con levantarse chicas que no superan los veintidós años.
Y yo, ahí sentada, sin levantar ni un papel del piso, porque rodeada de ellos nadie va a preguntarme ni siquiera mi nombre.
La noche termina, vuelvo a mi casa y agradezco que al menos tengo mi acolchado de plumas para calentarme los pies.
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